lunes, abril 17, 2006

Bebel en Santurce









Esta es una de las exclusivas del Búcutu. En renacimiento del bútucuqucsianismo. Bebel Gilberto a través de cuatro palos de Vodka con jugo de cranberi.






jueves, abril 13, 2006

Morbo santo


Confieso cierto temor año tras año cuando inician las ¿celebraciones? de la llamada Semana Santa. Me espantaba recordar que veía todas esas películas que se transmitían por la televisión local- ¡ah aquellos tiempos en los que no había cable y los Muñiz , Cordero y Miró eran los reyes!- y en las que Cristo terminaba como si se hubiera dado un baño de sangre en una carnicería, esnú y sufriendo en la cruz.

Creo que el miedo miedo se debe en parte al lugar en las que veía los filmes: en el cuarto de mi abuela, acompañado por un cuadro del Ecce Hommo, otro de la Vírgen de la Guadalupe y uno en el que la Virgen aparecía con el Divino Niño en el regazo, sentada en su trono celestial, y abajo estaban un montón de desgraciados quemándose en el infierno. La Vírgen y el Divino Niño parecían no inmutarse ante la carne chamuscada y hasta parecían que esbozaban una sonrisa...

Terminaba con tanto temor que, y hasta entrado en la adolescencia, me arropaba hasta la cabeza pensando que los romanos vendrían por mi y me pondrían una corona de espinas, me azotarían hasta el hastío y me clavarían junto a Jesús y los pillos que le pusieron al lado.

Aunque por otra parte, me encantaba cuando finalmente expiraba y decía su famosa frase "Perdónalos Padre porque no saben lo que hacen" y Dios desataba toda su furia contra los traidores y los romanos. ¡Jódanse cabrones -pensaba yo- pa' que se metieron con Dios!

¡Uy!, ¿eso me hace un ser vengativo?

La última representación de un Cristo fastidiado y ensangrentado la llevó Mel Gibson a la pantalla grande. ¡Diablo, el pobre parecía un churrasco! ¿Era necesaria tanta sangre? Aunque -vuelvo y confieso y ahora más como padre- me conmovío de sobremanera cuando Jesús cae al suelo, mira a María y ella bebiéndose las lágrimas grita: ¡Mi hijo!, y va a su auxilio. Ahí la manipulación fílmica me trabajó: lloré.

Pero mejor me quedó con la versión de 'La última tentación de Cristo'. Me gusta esa representación que incluía a la sexualidad y el deseo, ese me parece un Jesús más humano que el ensangrentado por el morbo mediático.

jueves, abril 06, 2006

Genial

A un día de su regreso, el Búcutu registra su primer comentario genial, buen provecho:

El usuario anónimo dijo...
Lo de la madurez y las preocupaciones esta chévere pero recuerda que los animales de manada cuando se separan, es para morir. Así que, hay que resolver para que las churras den tiempo para la manada.

miércoles, abril 05, 2006

Ausencia


El amor no permite ausencia. Nunca he estado ausente. Creo que eso fue lo único tierno que dijo Albizu. Al menos en público, pues en privado -dicen- que era muy querendón con las gevitas virgencillas que le llevaban para que las ungiera en su aposento.

Al igual que Albizu, otro ínclito patriota, Rubén, desfloraba a diestra y siniestra a cuanta chamaquita le llevaran, tanto a Culebra en los 1970, como a Vieques en el Nuevo Milenio. A mi no me engañas, jincho pellejú de Aibonito. Tú no dormías allí y hasta el agua te la traían en lancha desde Fajardo.

Ni un peso compraste en víveres en la Isla Nena, a pesar de que colmado de testosterona te proclamaste como el 'Hombre en la Playa'. Y no lo dice Zaoco, eso lo saben todos los viequenses. Ay!, los rigores de la lucha patria...

Pero no es sobre esos asuntos que compete mi comentario, sino sobre mi retorno, lento, asqueroso y baboso -como este caracol de jardín- a las esferas blogueras plagadas de cisnes de auténtico plumaje chijí-chijá pseudo-vanguardistas.

De poco me valdrán sus críticas y sus tiraeras con aspiraciones de regaetonero, pues el cariño y hasta una churra de mi hijo Mauro me importan más que sus cavilaciones. Regreso cuando quiero y como quiero. Me voy y vuelvo a mi ritmo. Esto es como la gimnasia, puro ejercicio, o como diría un crítico de la blogosfera, en una maroma whisfullthinking algo cándida, no obstante tierna: ejercicios literarios en tiempo real.

p.d. Alguien puede explicarme la ¿reseña? de Marioantonio Rosa sobre 'El filo de tu piel', de la autoría de José Ignacio Valenzuela, publicada esta semana en Claridad. Quien me haga la caridad por favor, y de una vez, tradúzcanme las güevadas que los trasmaneros publican en 'El periodico de la nación puertorriqueña'. Perdonen mi ignorancia, ¿no? Si no dan con la respuesta a mi sandez, díganme donde estos excelsos escritores y críticos de vanguardia compran esos psicotrópicos que les permiten acceder a esa realidad alterna a la que estoy vedado. Plis!

martes, abril 04, 2006

A mis amigos de la cordura


Esta foto de una pequeña manada de lobos árticos muy bien podría ilustrar mi relación con mis dos amigos: el Desentramado y el Hirsuto. El de la extrema izquieda es el Desentramado, con un atisbo de sacar la lengua y una sonrisa sarcástica a flor de labios como resultado de la intoxicación de la última droga recreacional que le venga en gana tomar: hace una semana nadaba en Special K. El siempre está recostado de los restos.

Le sigue el Hirsuto, relamiéndose, oteando el horizonte, cual el que no quiere la cosa y rechazando un rato de vacilón narcótico, pero presto a devorar cuanto alimento se pose ante sus fauces.

El del centro a la derecha sería yo, neurótico, criticón y antagonista, diapasón que sólo se aplaca con el devenir de alguna substancia controlada, casi siempre proveida por el Desentramado.

El o la de la extrema derecha puede variar según la rutina, a veces puede ser el Chúmala, un tipo ecuánime y querendón, o puede ser la Candela, cuando se digna en visitarnos desde su exilio involuntario en la Ciudad Condal para sacarnos en cara, con mucha ternura, su felicidad urbana y cultural por tierras catalanas.

Fue durante las navidades que compartimos con la Candela y Chúmala, quienes tuvieron la paciencia nihilista de soportar nuestros desvarios pseudoadultos: el Desentramado se niega a aceptar que es un muchacho mayor, con esposa y casa, por lo que aún cree que en la vida todo es ir, carretera, joda y refugio en casa de mamá y papá, créanme han sido muchas las horas de terapias a altas horas de la noche en los Denny's en los que lo encontramos bajando una nota fuerte y en las que le subrayamos la necesidad de pasar más tiempo en casa, de olvidar el capeo y la juyilanga que siempre termina extinguida en el seno materno.

El Hirsuto es todo un hidalgo del siglo XXI, envidiable es su vida, trabaja cuando quiere, frecuenta chicas inteligentes, pero como todo ignaciano de corazón, pierde largas horas en el rapeo mongo de esquina con cualquier mujer meridianamente bonita o inteligente, digamos interesante, y es que si usted le pregunta, él le dirá que todo es pura retórica, deporte, pues prefiere la monogamía sobre todas las cosas en estos tiempos crueles del sida.

A mi, la ansiedad me consume a diario, pienso en las novelas que no escribiré, me como las uñas, me revuelvo en la cabulla de lo que vendrá, pensando en cómo generar más ingresos para mantener a mi hijo, y me resisto a aceptar que la vida me hizo grandecito para jodas nocturnas licántropas, al tiempo que vivo en un estado de negación despotricando contra todo lo que se me paré alfrente.

El único que se salva es mi hijo, creo que a mi esposa empieza a acabársele la paciencia...

Salir con mis colegas puede ser una ordalía, soportarme es una tortura.