miércoles, junio 24, 2009

Papás en dos tiempos


A mi papá Alberto, a mi amigo Héctor Pérez, otro joven papá

Domingo 21 de junio

Escapo al monte para mi corrida bicicletera dominical. Ruedo por los trillos y descubro que soy un bacalaíto frito, frito: llevaba casi un mes sin poner los pies en los pedales. Ya de regreso del Parque Julio Enrique Monagas, batallo contra la ventolera que entra desde Amelia para sostener mi cadencia. La bici no me responde, ¿o son mis piernas las que no pueden más?

Estaba en esas elucubraciones light, cuando fijé la vista más allá de mi entornito. Allí, frente a la cárcel federal había cerca de cien personas. Gran parte de ellos eran mujeres y niños –me atrevería a decir que quizás sólo había dos hombres y uno de ellos era un universitario- que llevaban globos, flores y pancartas. Casi escalaban la verja que separa a la nevera federal de la calle. -Sube, sube el letrero más, creo que ahí lo va a ver-, le indicaba una madre a su hija. –¡Papiiii, esta flor es para ti!-, gritaba una adolescente, con la mirada fija en las rendijas de cristal por las que los presos miran el mundo exterior. –¡Sí, nos vió, nos saludó!-, gritaba esta otra chica a su madre, quien se llevaba las manos a la boca en un gesto para contener el llanto.

Todo aquello lo vi muy rápido. Seguí mi marcha. En unos cinco minutos estaba en mi casa. Ya mi hijo Mauro se había levantado. Entré a la marquesina y estacioné la bici. Mauro vino en pos de mí. Me abrazo el muslo izquierdo. -Aquí tienes papá-, me dijo al tiempo que me entregaba una bolsa anaranjada en la que había dos regalos para mí.La frase de Mauro se quedó dando vueltas en mi cabeza.

Aquí, en mi casa, celebro mi dicha: tengo un abrazo, una bienvenida. Allá, me lamentaba, aquellos papás se conformaban con una mirada por una grieta, con la esperanza de leer un letrero que leyera ‘Te amo papá’.

Lunes 22 de junio

Busco a Mauro al salir de su campamento. Hablábamos sobre el Tren Urbano a la altura de la Parada 26. Siempre que vemos un tren, o la posibilidad de uno en la imaginación de Mauro, comenzamos a hacer un mini libreto en el que él, o yo, personificamos al tren o el chofer de la máquina. Puro juego. Terminamos el juego y le explico que vamos a una protesta, a una actividad en la que la gente se reúne, camina, canta y le dice a los demás por qué está enojado o en desacuerdo con algo. Él entendió mejor que yo, mi pobre explicación sobre el por qué estábamos en un piquete en apoyo a las comunidades del Caño Martín Peña.

Marchamos. Él en su coche contemplaba todo, mientras yo hablaba con mis amistades para, dizque, resolver el mundo. Hicimos una pausa para apaciguar el calor criminal que nos derretía. En el colmadito de una gasolinera cercana pudimos saciar nuestra necesidad. Compramos agua y jugo de manzana. Justo antes de irnos, Mauro me pidió –Chocolate, chocolate-, señalando hacia una caja de galletas Panky. Se tomó su jugo y se comió su Panky.

Luego volvimos a la marcha y Mauro pidió regresar al colmadito para comprar otro Panky. Así que allí estaba el gran Mauro, devorando sus Panky y siguiendo con su cabeza los estribillos cantados al ritmo de plena. Quizás, ahora, a sus tres años y medio, y según pase su niñez recordará aquellos Panky que le resolvieron en medio de un aparatoso calor. Más tarde recordará la marcha y sabrá que para luchar por lo que uno cree hay que estar en la calle, brazo a brazo con aquellos que comparten tu apego por la empatía y la justicia para con los demás. Y si aparece un Panky o facsímil razonable, mejor.

La conjunción del sentido del gusto y la memoria son un misterio fascinante. Aquellos helados de coco que me compraba mi papá en las protestas a las que me llevaba me enseñaron el sabor genuino de la solidaridad. Gracias Mauro, gracias papá.

Mercenario


Quien lo hubiera visto jamás hubiera sospechado que hacía cualquier cosa por dinero. Encararlo era imaginar la posibilidad de un abuelito redentorista -o un profesor de sociología- que residía en aquel cuerpo. Era de baja estatura y zapatitos pequeños. Tenía una calva monacal de la que parecía estar muy orgulloso. Llevaba una barba aristotélica canosa. Apenas estrechaba la mano cuando saludaba. Parecía tímido en sus primeros días de trabajo. Estudiaba todos los movimientos de los periodistas que tendría a su cargo.

Apareció –dicen- de la nada. En esa silla negra y enorme, como aquella que usaba el emperador de Star Wars- era que se sentaba el entonces flamante director ejecutivo. Traído de lejanas tierras por que sí. Justificada su presencia por el ignorante cliché de la globalización que empuñaban sus empleadores. Empotrado en su puesto por encima de todos aquellos que alguna vez soñaron con ser parte de la dirección.

Por la razón o por la fuerza –nadie sabe con certeza cómo sucedió aquello- se hizo del poder cotidiano de las operaciones diarias de la redacción del principal diario del país. Su paso fue lento, pero certero. Su ejecución, quirúrgica. Comenzó por aislar al hombre de confianza del editor jefe del diario. Su verbo colmado de mezquindad, lindezas y, cómo no, un acentito de una particular arrogancia que esconde un gran miedo, convenció al editor jefe para que le diera un puesto decorativo al desplazado. Habilitaron una gran oficina para él. Le instalaron televisores y todo tipo de juguetes para que se siguiera sintiendo querido. Poco importó la fidelidad que tuvo el hombre de confianza para con el diario. Poco importó su intachable carrera, su generosidad y hasta su alegría.

El sabor del mes era este nuevo señor a quien podriamos llamar Mercenario. Saludaba con mucha cortesía y hasta parecía interesado en las labores de sus subordinados. Alababa a los periodistas más habilidosos y jóvenes. Fulano escribe bien. Sutano es un gran editor. Perensejo es una persona muy organizada. Y Quirindongo me parece muy dinámico y alocado. En una ocasión hasta los invitó a almorzar. Los recogió a todos en una lujosa Land Rover pagada por sus patronos, sólo para llevarlos a un restaurante que estaba al cruzar la calle. Entre bocado y bla, bla, bla les dijo que ellos iban a ser una parte muy importante del cambio que quería implantar en el diario. Les pidió su ayuda para generar ‘entusiasmo’. Aquella palabra era su estribillo favorito.

Transcurrió el tiempo y se hizo de los ingenuos. Averiguó todo lo que necesitaba saber. Supo la vida, obra y milagro de todos los que allí laboraban. Hurgó en los intereses laborales de sus subordinados. Palpó los roces y las envidias que había en el ambiente laboral y los enfundo en su vaqueta de tirria. De algo le tenía que servir a Mercenario toda esa experiencia que había adquirido en su juventud como lacayo de una dictadura.

Meses más tarde comenzó a repartir nuevos puestos. Relocalizaron algunos y a otros les dijeron –como le gustaba exclamar a la MERA MERA del diario- ahí está la puerta. Poco a poco, Mercenario se fue encajando muy bien en la silla que ocupaba. Pedía café en tazas de porcelana. Leía y miraba las noticias de una agencia extranjera vía web. Siempre con sus audífonos puestos para que nadie perturbara su concentración en -por ejemplo- un reportaje muy profundo sobre una pareja neoyorquina que se acababa de divorciar y cómo habían decidido despedazarse a través de sendos blogs.

A Mercenario le pidieron resultados: costo eficiencia, economías y ganancias, mucho billete y más billete. Y Mercenario se vendió bien y embaucó mejor con su formula. Noticias de farándula + noticias freaky + interés humano= ganancias. Pronto todos danzaban al ritmo del cambio, la novedad y la frescura.

Cuando Mercenario por fin estaba embutido en su silla de poder, afloró su desprecio manipulador. Un día era muy paternal y condescendiente con un reporterito que le pedía una mejor remuneración para su nuevo puesto de editor. Otro día era un troglodita que –casi- tildaba de recto anal al imbécil que incurría en la grave falta de cometer un error. Incluso se burlaba de su editor jefe frente a sus subordinados. Que si el editor jefe habla como si estuviera dando una presentación en Power Point, que si vive en un mundo ideal…

Así era Mercenario, un tipo osado con un baúl lleno de complejos. Sus conversaciones cotidianas, por más insignificantes que fueran, tenían que ser escuchadas con atención al detalle.

-Mira como quedaron estos lentes que tenía que arreglar. Me los enviaron por correo. Me salía más barato enviarlos allá, vía express, que arreglarlos en la Ínsula. Tienen un diseño espectacular, ¿no es cierto?- comentó en una ocasión.

Sin embargo, las conversaciones cotidianas o laborales de sus supervisados le importaban un bledo. -Ustedes se preocupan por tonterías y no se dan cuenta del gran País en el que viven-, dijo alguna vez en una reunión de staff.

Muchos fueron los que salieron de aquella reunión deseosos de saber más sobre las maravillas del país en el que todos los días comían, dormían y cagaban. Gracias al cielo por Mercenario, que vino desde allende los mares para enseñarle a sus anfitriones la manera inequívoca de apreciar su propia patria. Qué suerte tuvo ese periódico: contaban con un necio encumbrado en lo más alto de su ego.

Claro que tanta sapiencia no viene de gratis. Tomo poco tiempo saber cómo nació el aprecio de Mercenario por la Ínsula. Un sueldazo de tres cifras, una Land Rover de más de $60,000, gasolina paga, un apartamento cerca de la playa pagado por sus jefes y hasta el traslado de su familia desde su país natal, todas son razones suficientes para ver una Suiza en un país que es un profundo disparate.

Y ya que el billete llegaba al bolsillo de Mercenario, su inquina se disparó. Se convirtió en un Hernán Cortéz. Hizo de los periodistas que dirigía una manija de indios esclavizados, como los que residen en su imaginación de mayordomo. Los llenó de miedos, odios y resentimientos para los unos con los otros. Reinaba la confusión bajo su mandato. Donde había solidaridad, sembró el sálvese quien pueda. Donde había compañerismo, sembró la traición.Destrozado el ambiente de trabajo, le echó mano al producto. Prometió vender más diarios con su fórmula editorial.

Comenzaron el choriceo, la pifia y la idiotez a ser los catalíticos de las labores de los periodistas. Tras bastidores, los dueños de la hacienda periodística que trajeron a Mercenario se quedaban callados. Más ahorro. Menos personal. Nuevo producto. Más producción. Más ganancias.

Mercenario estuvo bailando su mambo por más de un año. Cuando le llegó el momento de partir, ¡fua! Se fue, como el Diablo que escapa de toda culpa tras convencer al mundo de su improbable existencia. Dicen que lo despidieron. Puede ser que acabó su labor en la guerra para la que fue contratado. Quizás se convirtió en un ser ejemplar.

Poco importa su estado actual, siempre y cuando agarre sus maletas y busque otra guerra en la que pelear por dinero. Aquí, en la Ínsula, aún están aquellos que lo trajeron para hacerles el trabajo sucio. Aquellos a los que Mercenario les costó una fortuna. Aquellos que terminaron siendo mercenarios de su propia ambición y cobardía.

sábado, junio 06, 2009

Botao

Miles aún marchaban. Iba camino a la escuela de mi hijo. Entonces vino el golpe. Escucho el testimonio de una mujer en una emisora de radio. Dice ser empleada del Gobierno. Agrega que lleva cinco años trabajando para el Estado. Confiesa ser una de los empleados cesanteados. Llora su desventura: tiene una enfermedad terminal y ahora no cuenta con plan médico. Llora. Llora en serio, con un dolor profundo que la deja muda. Su tristeza es tan lenta, como el reguero de mucosidad y saliva que no le permite pronunciar palabra. Traga fuerte. Su voz se aclara. Vuelve a tratar de explicar su historia. Y llora otra vez. El periodista apenas le responde. Le indica que le comunicará con la productora del programa. Y todos se callan la boca. Silencio…

Sigo camino a buscar a mi hijo a la escuela y pienso en la señora. Recuerdo uno que otro cínico trillado, de esos que se alegran por los recientes despidos de empleados públicos… ¡qué los boten si son una partida de vagos! A lo alto de la colina ya puedo divisar la escuela de mi hijo…

Otra vez el golpe, pero en el recuerdo. Trabajaba para un importante medio de comunicación del País. Como tenía un cargo gerencial, me encargué de elaborar el plan de trabajo del día. Los compañeros con los que compartía tareas llegaron a trabajar, como era su costumbre. Repartí el plan de trabajo y lo discutimos. Todo el mundo se fue a su espacio para comenzar la jornada. Media hora más tarde, un puñado de ellos regresó a sus áreas de trabajo desde puntos diversos de la oficina. Sus ojos estaban enrojecidos. Lloraban. Dos de ellos disimulaban su pena bajo una sonrisa cargada de comentarios sarcásticos. Uno de ellos se fue del lugar raudo. La única chica del grupo lloraba rabiosa. Y otro de ellos cargaba una caja en la que llevaba sus pertenencias, que ya había comenzado a recoger. También lloraba. Vino en pos de mí. Me abrazo. No recuerdo si fue él quien mencionó a su hijo, o si fui yo quien recordé a su pequeño en aquel momento. Luego lo vi marcharse. Llevaba su caja a cuestas y hubiera dado el mundo por poder esconder su congoja en ella y tirarla en el primer zafacón que encontrara. De salida, iba pegado a la pared. Con el cuello entumecido, casi debajo de los hombros.

Llego al estacionamiento de la escuela de mi hijo. Salgo del auto y me quedo ahí parado, tieso, como en aquella ocasión en la que un jefe me entregó una carta de despido. A la señora le llegó su carta y a mi ex colega, aunque lo despidieron de la manera más vulgar y descarada, también le llegó su misiva. Decía poco, el mensaje a leerse. Tan insignificante, como la opinión de los cínicos que hoy celebran el despido de los empleados públicos. Poco importa el palabreo. Quien se alegre de la desgracia ajena es porque nunca ha vivido esa pesadez del alma, sentirse botao.

lunes, abril 17, 2006

Bebel en Santurce









Esta es una de las exclusivas del Búcutu. En renacimiento del bútucuqucsianismo. Bebel Gilberto a través de cuatro palos de Vodka con jugo de cranberi.






jueves, abril 13, 2006

Morbo santo


Confieso cierto temor año tras año cuando inician las ¿celebraciones? de la llamada Semana Santa. Me espantaba recordar que veía todas esas películas que se transmitían por la televisión local- ¡ah aquellos tiempos en los que no había cable y los Muñiz , Cordero y Miró eran los reyes!- y en las que Cristo terminaba como si se hubiera dado un baño de sangre en una carnicería, esnú y sufriendo en la cruz.

Creo que el miedo miedo se debe en parte al lugar en las que veía los filmes: en el cuarto de mi abuela, acompañado por un cuadro del Ecce Hommo, otro de la Vírgen de la Guadalupe y uno en el que la Virgen aparecía con el Divino Niño en el regazo, sentada en su trono celestial, y abajo estaban un montón de desgraciados quemándose en el infierno. La Vírgen y el Divino Niño parecían no inmutarse ante la carne chamuscada y hasta parecían que esbozaban una sonrisa...

Terminaba con tanto temor que, y hasta entrado en la adolescencia, me arropaba hasta la cabeza pensando que los romanos vendrían por mi y me pondrían una corona de espinas, me azotarían hasta el hastío y me clavarían junto a Jesús y los pillos que le pusieron al lado.

Aunque por otra parte, me encantaba cuando finalmente expiraba y decía su famosa frase "Perdónalos Padre porque no saben lo que hacen" y Dios desataba toda su furia contra los traidores y los romanos. ¡Jódanse cabrones -pensaba yo- pa' que se metieron con Dios!

¡Uy!, ¿eso me hace un ser vengativo?

La última representación de un Cristo fastidiado y ensangrentado la llevó Mel Gibson a la pantalla grande. ¡Diablo, el pobre parecía un churrasco! ¿Era necesaria tanta sangre? Aunque -vuelvo y confieso y ahora más como padre- me conmovío de sobremanera cuando Jesús cae al suelo, mira a María y ella bebiéndose las lágrimas grita: ¡Mi hijo!, y va a su auxilio. Ahí la manipulación fílmica me trabajó: lloré.

Pero mejor me quedó con la versión de 'La última tentación de Cristo'. Me gusta esa representación que incluía a la sexualidad y el deseo, ese me parece un Jesús más humano que el ensangrentado por el morbo mediático.

jueves, abril 06, 2006

Genial

A un día de su regreso, el Búcutu registra su primer comentario genial, buen provecho:

El usuario anónimo dijo...
Lo de la madurez y las preocupaciones esta chévere pero recuerda que los animales de manada cuando se separan, es para morir. Así que, hay que resolver para que las churras den tiempo para la manada.

miércoles, abril 05, 2006

Ausencia


El amor no permite ausencia. Nunca he estado ausente. Creo que eso fue lo único tierno que dijo Albizu. Al menos en público, pues en privado -dicen- que era muy querendón con las gevitas virgencillas que le llevaban para que las ungiera en su aposento.

Al igual que Albizu, otro ínclito patriota, Rubén, desfloraba a diestra y siniestra a cuanta chamaquita le llevaran, tanto a Culebra en los 1970, como a Vieques en el Nuevo Milenio. A mi no me engañas, jincho pellejú de Aibonito. Tú no dormías allí y hasta el agua te la traían en lancha desde Fajardo.

Ni un peso compraste en víveres en la Isla Nena, a pesar de que colmado de testosterona te proclamaste como el 'Hombre en la Playa'. Y no lo dice Zaoco, eso lo saben todos los viequenses. Ay!, los rigores de la lucha patria...

Pero no es sobre esos asuntos que compete mi comentario, sino sobre mi retorno, lento, asqueroso y baboso -como este caracol de jardín- a las esferas blogueras plagadas de cisnes de auténtico plumaje chijí-chijá pseudo-vanguardistas.

De poco me valdrán sus críticas y sus tiraeras con aspiraciones de regaetonero, pues el cariño y hasta una churra de mi hijo Mauro me importan más que sus cavilaciones. Regreso cuando quiero y como quiero. Me voy y vuelvo a mi ritmo. Esto es como la gimnasia, puro ejercicio, o como diría un crítico de la blogosfera, en una maroma whisfullthinking algo cándida, no obstante tierna: ejercicios literarios en tiempo real.

p.d. Alguien puede explicarme la ¿reseña? de Marioantonio Rosa sobre 'El filo de tu piel', de la autoría de José Ignacio Valenzuela, publicada esta semana en Claridad. Quien me haga la caridad por favor, y de una vez, tradúzcanme las güevadas que los trasmaneros publican en 'El periodico de la nación puertorriqueña'. Perdonen mi ignorancia, ¿no? Si no dan con la respuesta a mi sandez, díganme donde estos excelsos escritores y críticos de vanguardia compran esos psicotrópicos que les permiten acceder a esa realidad alterna a la que estoy vedado. Plis!

martes, abril 04, 2006

A mis amigos de la cordura


Esta foto de una pequeña manada de lobos árticos muy bien podría ilustrar mi relación con mis dos amigos: el Desentramado y el Hirsuto. El de la extrema izquieda es el Desentramado, con un atisbo de sacar la lengua y una sonrisa sarcástica a flor de labios como resultado de la intoxicación de la última droga recreacional que le venga en gana tomar: hace una semana nadaba en Special K. El siempre está recostado de los restos.

Le sigue el Hirsuto, relamiéndose, oteando el horizonte, cual el que no quiere la cosa y rechazando un rato de vacilón narcótico, pero presto a devorar cuanto alimento se pose ante sus fauces.

El del centro a la derecha sería yo, neurótico, criticón y antagonista, diapasón que sólo se aplaca con el devenir de alguna substancia controlada, casi siempre proveida por el Desentramado.

El o la de la extrema derecha puede variar según la rutina, a veces puede ser el Chúmala, un tipo ecuánime y querendón, o puede ser la Candela, cuando se digna en visitarnos desde su exilio involuntario en la Ciudad Condal para sacarnos en cara, con mucha ternura, su felicidad urbana y cultural por tierras catalanas.

Fue durante las navidades que compartimos con la Candela y Chúmala, quienes tuvieron la paciencia nihilista de soportar nuestros desvarios pseudoadultos: el Desentramado se niega a aceptar que es un muchacho mayor, con esposa y casa, por lo que aún cree que en la vida todo es ir, carretera, joda y refugio en casa de mamá y papá, créanme han sido muchas las horas de terapias a altas horas de la noche en los Denny's en los que lo encontramos bajando una nota fuerte y en las que le subrayamos la necesidad de pasar más tiempo en casa, de olvidar el capeo y la juyilanga que siempre termina extinguida en el seno materno.

El Hirsuto es todo un hidalgo del siglo XXI, envidiable es su vida, trabaja cuando quiere, frecuenta chicas inteligentes, pero como todo ignaciano de corazón, pierde largas horas en el rapeo mongo de esquina con cualquier mujer meridianamente bonita o inteligente, digamos interesante, y es que si usted le pregunta, él le dirá que todo es pura retórica, deporte, pues prefiere la monogamía sobre todas las cosas en estos tiempos crueles del sida.

A mi, la ansiedad me consume a diario, pienso en las novelas que no escribiré, me como las uñas, me revuelvo en la cabulla de lo que vendrá, pensando en cómo generar más ingresos para mantener a mi hijo, y me resisto a aceptar que la vida me hizo grandecito para jodas nocturnas licántropas, al tiempo que vivo en un estado de negación despotricando contra todo lo que se me paré alfrente.

El único que se salva es mi hijo, creo que a mi esposa empieza a acabársele la paciencia...

Salir con mis colegas puede ser una ordalía, soportarme es una tortura.

sábado, febrero 04, 2006

Paseo de Gracia


Enllegando
al Paseo de Gracia
Pediré palmera
en cualquier mesa de esquina
y un café catalán nos daremos

Porque ahí estás sentada
penca al aire, cavidad umbrosa

Entonces querrás cuello de jirafa
Colmada de cenizas tardías
Porque ya en la playa
Tetas al aire
Dijiste basta

Vendrás olorosa a joda
Y cerveza derramada
Cuando tu pierna alcance mi cuerno
Como un cocodrilo inusitado
Entonces nos daremos lengua
Y cotorreo hasta La Selva
Y llevaremos hongos
Para rememorar
aquel mojón florido
De alucinación intensa

Contaremos
las olas que ya no están
los edificios que fugan

Y llamaremos a un perro
Y será toda una jauría
Este bicho tuyo
que devora la silueta gótica

Tronchada de deo
Dirás que fui macharrán yermo
Abordarás el tren cualquier tarde
Y te irás por donde viniste.

del poemario Bestial ©

jueves, febrero 02, 2006

Peo que no rompe calzoncillo


En esta ínsula cualquier retortijón se convierte en un descomunal mojón en cuestión de horas. Llevamos dos días con el 'debate' de si Don Omar es un buen ejemplo para liderar una campaña contra la desersión escolar. Dicen que la idea es de La Fortaleza, dicen que del secretario de la gobernación Aníbal José Torres.

El secretario de educación, Rafael Aragunde, uno de los pocos secretarios empeñados en hacer un buen trabajo y no en ser un vedetto político-mediático se opuso al asunto y ha expuesto sus razones.

Ahora bien, ¿alguien puede explicarme la obstinación del Gobernador en usar a Don Omar o la insistencia de Aníbal José Torres? La excusa: a los jóvenes hay que hablarles con lo que escuchan. Suave con el afan juvenil que huele más a populismo trilili que a razones de teorías del receptor.

¿O es que alguien creyó que Aníbal escucha Calle 13 en su I-pod? Si claro, y si también mañana legalizan la mariguana, él dirá que estaba avant-gard pues se daba el session en el patio de La Fortaleza.

¿Será que a los Aníbales les ha dado con borrar la imagen que arrastran desde high school del totón y el gordito feos, amarrándose al reggaetón? Cuanto travestismo poco creativo, que en nada se parece a la genialidad gay, hay en la ínsula: los reggaetoneros quieren ser políticos y los políticos aparentan ser Loony Tunes.

Y como si el circo no fuera suficiente ahora sale Andrés Jiménez diciendo y cito: "'Don Omar no tiene la solvencia moral para este tipo de campaña'.

Jiménez dijo que habla por experiencia propia, ya que una vez cantó antes que Don Omar en un mismo escenario.

'Estos jóvenes que siguen este tipo de personas, que son modelos totalmente distorsionados, verdaderamente son irrespetuosos, verdaderamente no entienden nada sobre lo que es la moral y lo que es el respeto al ser humano', opinó.

Sobre su propio trabajo musical, señaló que aunque ha hecho trabajos con una lírica a veces crítica, 'en ningún momento nosotros hemos tocado la violencia como un fenómeno de la manera en que lo hacen éstos'".

Ay! estos independentistas que pedían fuego pa'l yankee ahora se presentan como la Madre Teresa de Calcuta. O qué carajo es la revolución, Andrés, sino violencia. ¿Cuál revolución en el mundo ha sido pacífica en su totalidad?

¿De qué carajos habla si tiene el récord de ser un macharrán jíbaro de marca mayor, que hasta a sus compañeras maltrataba y ha tratado a sus hijos como un troglodita? Hay que ser bien atrevido, bambalán o estar buscando free publicity para decir una cosa como esa, máxime él... oye machaso, yo te canto esta canción, malditas mujeres, viva el abuso, viva el bofetón!

Lo peor: mientras el mundo cambia, se forjan alianzas, pactos y se consolidan los grupos económicos supranacionales y las federaciones de estados, nosotros nos miramos el ombligo y 'debatimos' sobre Don Omar. !Cuanta mamalonería!

p.d. aventuro a teorizar porqué el comentario de Andrés Jiménez: envidia pura, los reggaetoneros venden muchos discos, él se conforma con que lo contraten para fiestas patronales.

Sócrates, el dominicano

Abre la yola el océano.
Allá, la patria abandonada,
La ruina del pasado en la palabra.
En el horizonte: otra isla.

Ruge la mar embravecida.

El violento mar ya no es origen,
Sino fin posible agotando su presente.
Hace frío.
La yola se desborda en un río de vómitos,
Gritos,
Llantos.
El horizonte es el aquí, el allí,
Aquel es ahora,
Inmediato
Como el infierno.

Un hombre es lanzado a las aguas infectadas,
El mareo suaviza su carne
Las fauces del escualo consumen su cuerpo.
La yola no conoce aquella ola donde termina su devenir.
Una mujer y una niña entre las aguas.
Piensa Sócrates:
En una orilla un hombre deja mis dineros en un par de piernas,
Seguro sonríe.
En otra orilla me espera el oprobio: la ley de extranjería.
Sócrates accede por fin al misterio,
Una salada sombra consume su omnisciencia.


del poemario Letal ©. Una primera versión de este poema apareció en la Antología de la Poesía del Siglo XXI, editada por Julio Ortega en 1998.

miércoles, febrero 01, 2006

De los muchos rostros de Mauro


Hola lectores del Búcutu. Papá tenía un poco abandonado este espacio cibernético pues está loco con mis cosas. Se la pasa mirándome, besándome y cargándome a todas partes. Ya le di su buena cagada en aerosol y su respectiva meada, pa bautizarlo...digo, se lo hecho al menos en un par de ocasiones. Y él lo celebra! Fuchi!

No sé cómo tiene la paciencia para mirarme tan sostenidamente y por tanto tiempo, pero siempre lo veo riéndose. Creo que dice que yo pongo todas las caras del mundo y que ensayo para cuando sea grande. También vive fascinado con mis grititos y gemidos, debe ser que está loco porque le hable. En fin, que el pobre tiene una chochera inédita y precoz desde que salí del vientre de mamá. Hoy me dio el biberon con un poco de la rica leche de teta de mamá y está eufórico, si lo dejan se conecta una manga y se pone un pezón artificial para darme de comer.

Esta serie de fotos me las tomó él. Dice que me parezco al osito de mi sábana, yo sólo trato de escuchar y ver algo entre las penumbras para seguir aprendiendo. Solo hay dos cosas mejores que estar afuera en el mundo y compartir con mi familia: dormir y la leche de mamá. El resto son cosas de chamaquitos...

sábado, enero 28, 2006

Tema del amo y el esclavo


(Port au Prince, Haití, circa 1989)

Esclavo

Argamasa del suplicio es la cadena,
El misterio de mi cuerpo es mi condena,
Cuando se aleja la tierra con sus luces
En la batalla concluida por el viento.

Y he aquí los trabajos de la silueta,
La escritura de mi nombre en el sudor,
El deseo de una muerte acompasada
En la profecía de mis manos desatadas.

No hay dios posible,
Porque de amargos amoniacos han llenado mi boca
Al colmarse las ajenas horas de mi frente.

Otro sonríe,
Sí, patéame, reza con solemne semblante
Y esgrime la rosa de la burla en diestro brazo.
Cada bofetada es virgen madre de mi furia,
Cada mirada sobre el hombro es dulce flecha de venganza.
Ya robo,
Y en justiciero incendio arraso con el trazado de las calles,
Y orino en las fauces de tu templo,
Cuando se fuga mi memoria
Hacia la eterna libertad de la muerte.


Amo

Mi reino por un caballo,
Mis violadas doncellas por todo el oro.
¿Adónde el hedónico goce de la ganancia?
¿Adónde los interminables días del ocio acompasado?

El fuego se ha posado sobre mis ojos,
Y sutiles llamas consumen mi aposento.

Fui buen padre
Y entre Ellos propagé la Razón Divina
De la Casa Organizada por encomienda del Supremo.
Ahora mi ruina es laberinto de oscuras caravelas,
En este océano de lo incierto.
Unos cuantos muebles y el oro de mi fama es el único sobrante.
Todo se fuga,
De ello no hay duda.
Sin embargo:
Mi mano sujeta la herida acicalada
Y predispone mi abierta sed de venganza.
No podrás derrotarme,
Ya he sido tu esclavo en la miseria.
Que mejor es tener la furia acumulada entre los dientes,
Que perder el silencio en un instante.
Por ello te buscaré allí,
Donde mora tu alma libre.
Soy oscuro recinto de alguna razón residenciada en tu intelecto.
Yo soy la muerte
Y hacia mí corres,
cual vil esclavo.

del poemario Letal. ©

viernes, enero 27, 2006

Hombre doméstico


Llevo dos semanas sin trabajar desde que nació mi hijo Mauro. Cuando regrese serán casi tres. No extraño mi trabajo. Le he tomado cariño a esto de estar en casa, de vivir para los hijos las 24 horas del día.

Leo. Juego PSP. Escribo. Ayudo en las tareas para atender al niño. Duermo. Eso sí, me levanto temprano todos los días para llevar a mi hija Marina a la escuela y luego nos vamos juntos a practicar fútbol tras completar las tareas de estudio.

Salir del ajetreo peridodístico en el que trabajo me ha revelado un Puerto Rico inédito para mi. Todas las mañanas leo los periódicos y me parece que las noticias son de un país extranjero, torpe y al garete. Quizás nos tomamos muy en serio la comedia política del País o el deterioro en la calidad de vida, sin fijarnos en lo maravilloso de este pedazo de Isla que nos espera escondido en cada rincón. ¿Será esto la felicidad? Me voy a lavar una tanda de ropa...

jueves, enero 26, 2006

Dumb and proud of it


...and now a crowd pleaser...como sidekick de la excelente reseña de Desentramados sobre el film Broke Back Mountain, el Búcutu les regala a sus lectores un vídeo que captura la excelsa opinión del Big Ugly American, W., sobre la gran película de este año. http://www.ep3.es/?obj_id=1524 Enjoy!

p.d. Si esa no los tira de la silla visiten http://www.bushisantichrist.com/ . Lean el 'análisis' para fundamentar la teoría que perfila a este pedazo de carne con la inteligencia de una butaca como el soldado del fin de los tiempos mientras disfrutan de la música 'satánica' y 'apocalíptica' de la página...priceless!

martes, enero 24, 2006

Mauro crece

Hola, amigos del Búcutu, soy Mauro André Pérez Solla. Nací el 19 de enero a las 19 horas con 19 minutos. Mi papá, desde que estaba en el vientre de mamá, dice que yo soy su buena estrella, que lo llevo al palo con mi querencia.

Pero esas son cavilaciones de gente grande. Por lo pronto yo crezco y me levanto cada dos horas para disfrutar de la dulce leche de las tetas de mamá.

Ya estoy en mi casa y salí de ese hospital macabro, donde tanto frío hacía. Ahora me paso de abrazo en abrazo, junto a mi familia, pero sobre todo disfruto del cariño de mi hermana Marina, la mejor jugadora de fútbol. En el patio de casa hay dos porterías y estoy loco por caminar para que ella me enseñe a jugar, también quiero salir para halarle la cola a Sushi, Sake y Gatín. Bueno, luego les sigo escribiendo, por lo pronto los dejo con papá, quien mantiene este espacio. Espero que con mi llegada se le quite la amargura que tenía y escriba arropado con mi ternura. Si alguien sabe de mi tía Lola, de quien se dice anda por Praga, díganle que le escriba o llame a papá. El quiere que ella sea una de mis madrinas, pero aún no la encontramos.

miércoles, enero 18, 2006

Ahora le toca al ugly boricua

"La humildad no sirve con estos lechones, se equivocan, son brutos y morones con cojones".
No me la explota, Tego Calderón

Mi penúltimo padrastro, un bruto adinerado, nunca quizó ir de paseo con mi madre a Europa porque -No voy al carajo a ver piedras. El Viejo Continente para su estreñida imaginación era una cantera de peñones, un museo vetusto e insignificante. Pensamiento de un ugly boricua.

Puerto Rico está lleno de ellos y Estados Unidos no sabe qué hacer con esas manadas dementes. Como muestra presento a éste bambalán ejemplar, quien en el Puerto Rican Day Parade de Nueba Yol demuestra su "orgullo" con su traje abanderado, su gorro Tío Sam adaptado con la monoestrellada, su chipote chichón, también abanderado y su cara rechoncha maquillada con esta es la linda tierra que busco yo, mientras bebe Coca-Cola.

Lo más seguro nuestro marching amigo le confecciona una lista a su abuela en Las Marías para que le envié las cosas que él 'necesita': pasteles, lechón congelao, coquito y otros aburrimientos trillados del paladeo boricua.

Mas ese no es el asunto de este fragmento, amigo del Búcutu, sino un vistazo Nesquik, al comportamiento de los ugly boricuas cuando salen de sus fronteras nacionales, como le gustaría reafirmar a un independentista utópico quien aún piensa que los linderos de la ínsula son 'nacionales'.

El ugly boricua deplora a su país, mientras está en sus confines territoriales, pero lo ama tan pronto percibe alguna 'amenaza' contra su 'identidad'. Recuerdo que hace unos seis años disfrutaba de un vuelo desde San Juan a Santiago de los Caballeros, en República Dominicana, cuando un bonche de palurdos comenzaron a cantar el hit parade de la zanganería boricuosa: 'la pelúa' y 'la bomba'.

¡No había pasado ni una hora desde que había despegado la aeronave del aeropuerto de Isla Verde y ya estos chinchorreros estaban nostálgicos! Las azafatas, algunas de ellas puertorriqueñas otras dominicanas, estaban presas del asombro ante la actitud de cantar algo 'puertorriqueño' con fervor y alevosía, como si en la aduana quisqueyana les fueran a exigir como impuesto de entrada su alma borincana.

Claro, hay que cantar y duro, gritando. Otra estampa: viajé hace dos años con mi familia a Costa Rica. Los ticos, sobre todo los que viven del turismo, se esmeran por darle las atenciones necesarias a sus huéspedes, siempre muy orgullosos del devenir pacifísta y de pueblo de amantes de la naturaleza que tomó su país.

Sin embargo, una bibliotecaria universitaria portoricensis, blanca, regordeta y cafretona, junto a su hija, no cerraron el pico hasta que convencieron al tour guide y al resto de la tripulación -otra pareja de boricuas y un par de alemanes taciturnos- a que cantaran canciones de Puerto Rico.

Lo obvio, y como acto de cortesía, era que le pidieran al tour guide que nos brindara con una tonada de su país para consumar el intercambio cultural. Pero no, insistieron en 'El jibarito' y 'En mi Viejo San Juan', dos de las canciones más deprimentes de todos los tiempos. La verguneza me acechaba.

Si hubiera existido una ventana de escape en la guagua me hubiera lanzado con mi familia y nos hubieramos quedado pastando vacas en los valles que circundan a Cartago. Los alemanes miraban a los ugly boricuas como si fueran mandriles cantores; la otra pareja Del País se enchurrascó en la bobería patriotera, mientras el guía -que no era ningún pendejo y quería su buena propina- les hacía coro.

Y es que el ugly boricua -como su colega estadounidense al que aludo en el escrito anterior- es un rico de nueva cuña, o más bien se cree acaudalado ante -¡Chacho!, esas repúblicas que son bien pobres, allí la gente se muere de hambre, no hay trabajo, no hay comida, no hay dinero, ¡no hay moles!...

Y como al bruto le pagan en US Dollar$ es justo y necesario que le restriegue en la cara a los latinoamericanos su paupérrimo destino, mientras lo atosigan con relatos sobre su abultada billetera, la mansión en la que residen en Park Gardens o el maquinón Ford y su caballaje, al tiempo que le recuerdan que son descendientes de asturianos, aunque su semblante delate su burundanga.

La estulticia consumista del urban yaibaro se pone de manifiesto cuando pide que lo lleven a -Comprar, comprar y comprar... Así constaté mientras hacía un recorrido por Venezuela back in 1988. Bajábamos de pasar un día solaz en la Colonia Tovar, cuando el guía turístico le preguntó al grupo si quiería visitar la casa museo donde vivió Bolivar, en Caracas, o hacer alguna otra actividad. Una gorda tetona, lunar verrugoso sobre el labio superior, no permitió deliberación alguna: -¡Ya estamos jartos de tanto museo, vamos pa' las tiendas!-, gritó a boca de jarro.

En otra ocasión tuve la dicha de que una amiga dominicana con quien estudiaba en EE.UU., me invitó a pasar la tarde en la terraza del hotel Barceló de Santo Domingo. Ella era socia de no sé qué club del hotel y yo, como dice el lema de la FUPI, todo boricua cachetero, no dejé pasar tan preciada oportunidad.

Así que ahí estoy, cual machaso soft con su vodka con jugo de arándanos y limón, dándole mi melena al viento que llevaba en aquellos días, y oteando las protuberancias de mi amiga, a quien, hasta ese momento, no se me había ocurrido fuera una oportunidad para el rapeo y grajeo, deslumbrado con su bellísimo bikini, cuando una pareja de adolecentes nos saltó por encima e hicieron el clavado estilo 'bomba' en la piscina.

-Esos son compatriotas tuyos-, me dijo la chica con una sonrisa entre la conmiseración y el asco.

-Ya, ¿cómo lo sabes?-, respondí inocente.

Fueron los chicos quienes aclararon el entuerto. Ambos salieron de la superficie de la piscina, con dos pendientes de brillantes en cada cuajo, cadenús, casco al rape, para reclamarle a un tercero que se quedó sentado en la barra...-¡Cabrón, tráenos un pal de jelvesas!

Y así se pasean por Quisqueya, creyendo -como me creí por unos instantes en que pensé que era posible levantarme a mi amiga- que son los pimps de la República, los chingones; que todas las gevas se arrodillan ante ellos; que hay que beberse todo el Brugal y las Presidentes as soon as, cuando una gran mayoría de las mujeres dominicanas, a la sazón domesticadas por el machismo hard core de nuestra cultura vecina, piensan que son...-Unos boricuas pariguayasos y encima pájaros. Traducción al sanjuanero: mamaos y amariconados.

Igual se comportan cuando van de visita... -A las islas, chacho pa' bebel mucho del ron con hongos en el Sack de Bomba, fumalnos un moto y chingalnos a par de gringas en Jujst Ban Daik. O cuando van a España y meten la feca -como una vez hice en Washington con una madrileña- de que bailan salsa con cojones. A mi no me dio buenos resultados aquella mentirilla, pero ya les cuento en otro texto...

Regreso al vistazo que nos compete. El ugly boricua es tal y como Luis Rafael Sánchez describe a su Benny de La Guaracha del Macho Camacho: bruto y orgulloso de serlo. Su verbo es todo un estreñimiento de ideas y una churra de disparates.

Ya viene por ahí, lector del Búcutu, una novella que promete relatar las lindezas de un road trip de unos boricuas por la República Dominicana: All inclusive. Espérala.

Me despido con otra imagen. También he posado como ugly boricua cuando estudiaba en the land of the free. Véanme entrando a la estación Smithsonian del metro de Washington DC, llevó un jugo de china en la mano, en violación de los reglamentos del tren, cuando un virginian muy educado y cortés me instruye... -Sir, you can drink on the train... Y yo le respondo entre dientes, con la cabeza rapada que llevaba antaño, mis patillas a lo hockey stick, mi guayabera azul ancha marca La Cubanita y mi collar de la bandera de Puerto Rico confeccionado con beads...-I nou dat, gringo!.

La nostalgia es la autopista al ridículo y yo como good hardworking boricua student me regodeaba en mi estado. Amén puñeta.

lunes, enero 16, 2006

Las peripecias del ugly american

Pelar al ugly american, ese enano ególatra y megalómano que habita en el cerebro de muchos de los estadounidenses, ya puede ser un tópico trillado. Sin embargo cada semana que pasa desde que comenzaron las guerras en Irak y Afganistán el Feo Mayor aparece en radio y televisión con su pronunciación de texano torombolo y predica "We're making progress". We? De quién está hablando, a quién se dirige? Qué grande el Feo Mayor, manteniendo el mito del ugly vivo!

Anoche leía un excelente reportaje en Vanity Fair sobre la desesperación y los desvaríos ocurridos tras la desaparición de la adolescente de Alabama Natalee Hollaway en Aruba el pasado año. Bryan Burrough, contrario al espectáculo de esos tecatos del rating que se hacen llamar periodistas y no son más que una caterva de cizañeros, explora las áreas grises del enigma tras la desaparición de la chica y hace un amplio recuento sobre el circo mediático que montaron las grandes cadenas televisivas estadounidenese para el público ávido de morbo: la historia de una chica blanca, adolescente, "inocente", perdida en una isla tropical y sus tres testigos, un holandes blanco tropicaloso y dos indios 'halfbread', como diría un redneco, eran el gran manjar para los miles de stupid gringos que se sentarían todas las noches frente a la TV con su six pack of beer and a sack of chips.

La madre de Natalee, Beth Twitty, se lanzó a la isla tan pronto supo sobre la desaparición de su hija. Llegó en un jet privado que le prestaron unos amigos y armó el desastre en la ínsula holandesa. No habían pasado 24 desde que la chica desapareció y ya los padres querían que arrestaran a los tres sospechosos, Joran Van der Sloot, Satish y Deepak Kalpoe.

Su angustia se entiende, el dolor de un hijo muerto o desaparecido debe ser un vacío macabro que deja sin aire al más duro. Y aunque los oficiales arubeños le explicaron a los Twitty que no podían hacer tal cosa hasta que no pasaran 48 horas desde la desaparición para iniciar la pesquisa, según la mayoría de los protocolos de investigación de la mayoría de los paises cesudos, ellos insistían, trajeron investigadores privados, vinieron voluntarios desde EE.UU. e inclusive agentes federales se involucraron en desenvolver la moña.

Armaron tal follón que hasta el primer ministro comenzó a presionar a los detectives que desarrollaban su indagación según las pautas europeas: identificar a los sospechosos, dejarlos hacer un poco, seguirlos de cerca, escuchar sus conversaciones y espiarlos hasta dar con la evidencia o que uno de los malevos converse con su colega sobre el crimen.

Pero nada de esto sucedió. Los Twitty trajeron a Greta Van Sustern, el adefesio mejor pagado de la televisión por cable, a Bill O Reilly y hasta churras peores que se transmiten desde America the beautifull para el mundo. Los comediantes-periodistas entrevistaron a todo el mundo y los invitaban a que dieran su opinión. En EE.UU. es muy importante opinar, es la escencia de la democracia, aunque se digan mentiras, medias verdades o vulgares disparates.
Hasta al jefe de la policía de la isla le pedían su teoría!

En el principio de la búsqueda, la isla entera se solidarizó con los Twitty. El rescate adquirió proporciones de operativo militar y hasta dos F-16 participaron del rastreo con rayos infrarojos para ver si daban con el cadáver. Nada. Lo más curioso del asunto es que según transcurrió el tiempo y los Twetty se hicieron famosos por TV, su actitud hacia los arubeños cambió.

Comenzaron los insultos: que Aruba es una isla corrupta; que ellos querían encubrir el crimen que alegaban habían cometido contra la chica; que los policías eran unos ineptos y el sistema de justicia era un fiasco. Y hasta tuvieron la audacia de seguir e interrogar a los sospechosos sin informárselo a la policía, hostigando a los tres adolescentes y rebasando toda la prudencia que debe regir una investigación tan difícil, por tratarse de una adolescente cuyo cuerpo estaba perdido, cero evidencia.

Imagínate, lector de Búcutu, si la campaña de difamación de los Twetty, que querían que Aruba hiciera las cosas the American Way, llegó lejos que comparecieron a los tv news shows insinuando que el sistema de justicia holandés era un embuste y hasta el primer ministro tuvo que hacer una declaración a la isla en vivo y hubo protestas contra la actitud de los sureños, defendiendo los arubeños su honra caribeña.

Y es que el ugly american se luce ante las cámaras. Se cree omnipotente. Y fue así como la familia de Alabama perdió el apoyo de la isla entera, hasta de dos periodistas estadounidenses que residen en la isla y editan desde hace una década un rotativo en inglés y un comerciante de EE.UU, quien logró la primera confesión de Van der Sloot.

Pero ellos querían más. Habla Beth Twitty, "I'm putting together another strike against Aruba...They should never messed with me" (énfasis mío) . El pinchoncito de marido de Twetty, Jug, inclusive agredió a una de las periodistas gringas residentes en la isla mientras tenía en sus brazos a un recién nacidó: 'Fuck you! Get the fuck away from my wife! I never want to see you again...".

Y que sucedió al final? Nada, puro circo. No dieron con el cuerpo. El juez soltó a los sospechosos por falta de evidencia y por ser un caso totalmente inmaduro sin estar fundamentado en los hechos y la evidencia, los Twetty dejaron de ser estrellas de los medios para que Katrina y la catastrofe de los refugiados y víctimas en Nueva Orleans pasara a primer plano.

Eran más exóticos y dulces para el ratting los miles de prietos sucios, sin hogar, enfermos, en una ciudad que parecía una letrina, un espectáculo digno de Animal Planet, 'Oh my gosh!, is that here, in the states, it looks like Ethiopia, can I use my Mastercard to make a donattion over the phone?'...pero esos son otros veinte...

But the ugly american está acostadito ahí en el alma del gringo grosero, esperando por el disparo que le sirva de señal. 'Wake up ugly american, wake up from that dream, there's the signal, it's time to fight, we want freedom, and our Patriots will give us freedom!'

Exagero? Transcribo la descripción de Aruba del periodista Burrough. Recuerda, amigo del Búcutu, que trabaja para Vanity Fair, un magazine radical para los etándares puritanos: "While it's main business is tourism-72 per cent of visitors are American- Aruba is not a typical Third World Caribbean island. Eighteen miles off the coast off Venezuela, Aruba has multi-racial population of 70, 000. It's infrastructure is well developed, its streets are clean, and the culture has been thoroughly Americanized since Standart Oil built what was then one of the world's lasgest refineries, at the island's southeastern tip, in 1924. There are McDonnald's, Pizza Huts, Taco Bells and a Hooters. While palm trees have been planted in the tourist areas, the climate is arid, and pencil-like cacti line the inlando roads" (énfasis mío).

Qué se haría el ugly american sin su gasolina, sin su McMierda y su obsesión con la limpieza? Cuando no hay con quien guerrear siempre se pude batallar contra los gérmenes... Denle hamburguesas, cervezas and a football to toss, and they'll be burping all night long and talking y colocando como prefijo de cada cosa que dicen: 'It's like...'

Aquí vemos a un ejemplar de un mastodonte sureño que ante la escases de gasolina tras Katrina llevó una decena de tanques para llenarlos todos, para él, solito...una escena que se repite en esta Insula Hirsuta, con sus apéndices, los ugly boricuas...

Pero sigan este enlace que les ofrezco, escuchen y vean de lo que es capaz un armed ugly american...

http://www.informationclearinghouse.info/article5365.htm

Oh! Alerta! Se ha desatado la alarma general en Puerto Rico, Miriam Ramírez de Ferrer hará un striptease y enseñará sus hooters ante 'los medios', pues cerraron la sucursal del restaurant en San Juan, otra señal inequívoca de que la república de Puerto Rico es inminente...Al fin alguien se digna a darlo todo por la patria.

jueves, enero 12, 2006

Mima íntima

Por Marcos Pérez Ramírez
Especial para Búcutu

Cada vez creo menos en las casualidades. Me apresto a escuchar el nuevo disco compacto de Mima cuando saco la selección musical que había en el sistema de sonido de mi auto: Wave de Antonio Carlos Jobim. Así que guardo por un momento la grabación del carioca en el estuche de la cantante. La producción del brasileño me acompaña a todas partes, es la música de mi hijo: Mauro. Mi esposa, Yazmín, me pidió música para ponerle al niño y no titubié en recomendar esas melodías que acompañaron mi niñez. Seducía mi imaginación la jirafa que galopaba rauda hacia un verde atardecer en la carátula de aquel LP, entre los cientos que coleccionaba mi madre.

Mas ahora pienso que la música de Mima, con su producción de nombre homónimo, tiene mucho de la cadencia seductora que hizo famoso al autor de la chica de Ipanema. Llena la imaginación del oyente poco a poco, como una marejada suave que todo lo colma de felicidad con la misma vocación cosmopolita, salvando las diferencias de tiempo, pues la boricua está al tanto de las corrientes contemporáneas de féminas de la talla de Nora Jones, Cibelle o Bebel Gilberto.
La escucho mientras voy camino al encuentro con la cantautora y las dificultades en el camino se esfuman. El tráfico y la demencia urbana se tornan en susurros y su voz va llenando esos breves espacios en los que el ruido ya no está. Se trata de una sonoridad sutil que acota la tenacidad de su creadora, la labor de una artista feliz. Llego al lugar de la reunión.

¿Será Mima aquella que hurga curiosa en la pantalla de una computadora portátil? Si, aquí está Yarimir Cabán Reyes tal y como la conocen sus amigos y familiares. La saludo.

Comenzamos a conversar sobre su crianza, formación, experiencias y la música que la picó hasta convertirse en Mima. Es santurcina de nacimiento. Su infancia y adolescencia transcurrió entre el barrio cangrejero, Cupey y el condominio el Monte en Hato Rey, me relata con mirada entusiasta y sonrisa tierna.

Ella es una entre los cinco hijos de Mercedes Reyes y Benjamín Cabán. Tiene 29 años, es pequeña, dicharachera, muy viva, observadora y sensible, con el comentario preciso y agudo a flor de labios. Comienzo preguntándole sobre su familia, pues algunos de ellos son protagonistas de sus canciones. “Somos bien diferentes, físicamente, así como de personalidad, mi hermana Liani es una india, yo soy una 'jincha', mientras que mis hermanos son pelirrojos y pecosos.
Benjamín, quien a pesar del nombre es el mayor, es ingeniero industrial, Myrna es ilustradora médica, Israel estudió artes gráficas y Liani estudió fotoperiodismo, aunque ejerce como maestra de una escuela Montesori”, explica, sin dejar de mover las manos y con la mirada inquisidora fijada en su interlocutor.

¿Cómo es posible que personas tan diferentes convivieran bajo un mismo techo?, le cuestiono. Mima responde que “mis papás son bien ‘funky’, tienen su lado tradicional, pero son librepensadores, se han permitido crecer y nos han dejado crecer”.

Remata su disquisición añadiendo que su papá “es un 'tripeo', además de ingeniería estudió para ser piloto y es un cinta marrón en taekwondo ...es un tipo muy sensible además de polifacético”.

Su educación comenzó en el Colegio Montesori de Puerto Rico, donde se describe como “la nena que siempre quería buscar la bola de voleibol que caía afuera del Colegio, para averiguar que había detrás de las bambúas” que servían de frontera a la escuela.

Luego pasó a la Escuela Superior de la Universidad de Puerto Rico (UPR), en la cual “era como Betty la fea porque escribía en mi diario y me acostaba en él a llorar, era gordita y muy tímida. Hay gente que quiere volver a la adolescencia. Yo no. La adolescencia duele, era ingenua y con muchos complejos y temores. Pero a su vez esa ingenuidad me permitió salir del miedo”.

Sin embargo no todo fue naufragio durante sus tiempos en la llamada “high de la universidad”. Allí compartió con un corillo de amigos talentosos, de los que nunca deja de hablar con elogios y cariños: Amed Irizarry, Javier Curet (hoy líderes de la banda de salsa PVC) y Willie Rodríguez y Omar Silva (cantante y guitarrista de Cultura Profética, respectivamente). Fueron ellos quienes encendieron la llama de su amor por la música brasileña.

“Javier me pasó un disco de Astrud Gilberto y Stan Getz, luego vinieron otros préstamos del corillo, como Ornela Vanoni y Vinicus de Moraes. Conocer esa música fue muy novedoso, sobre todo por la forma de usar la voz como un instrumento, desafía convicciones, todo está en el feeling, en la interpretación”, explica, cuando reparo en uno de los tres tatuajes que se ha hecho: en su mano izquierda comparten su piel el Principito y la boa que se tragó un elefante, según el relato de Antoine de Saint-Exupéry, “el primer libro que leí de niña”, dice Mima.

Aunque su relación con la música no siempre transcurrió sin conflictos. En algún momento de su niñez, tal vez por rebeldía, le hizo pasar un bochorno a su madre, quien la llevó a una audición para integrarse al Coro de Niños de San Juan.

“Pero yo había escuchado historias de terror del Coro, que era dizque súper disciplinado con los niños, como los japoneses, así que desafiné adrede”, añade con picardía. Mima pudo seguir sus aspiraciones musicales -continúa- gracias a sus amigos y a su tía Nieves, quien “hubiera sido la Lupe de Puerto Rico, si hubiera tenido el apoyo, pero terminó como maestra”. Ella llegaba de Nueva York, con sus abrigos, cuentos y una grabadora en la mano para grabarla cantando, era su “ventana de escape”.

En su último año de estudios de escuela superior participó de un intercambio estudiantil en Brasil, donde vivió un año y creció como ser humano, por “el hecho de aprender portugués a la fuerza, con una familia pobre de Sao Paulo, que me enseñó a convivir con gente, que aunque tenían mucho en común conmigo, eran diferentes”.

Regresó a San Juan con el bagaje para vencer “el miedo fundamental, que viene de la incertidumbre, de querer controlarlo todo, y ahí tomé mi primera decisión: estudiar. Elegí estudiar cuando mi madre me dijo, ‘bueno mija, si quieres trabajar en Burguer King, lo puedes hacer, ya yo cumplí’ Y yo dije, ‘Diablo, ¿esto es ser adulto, soy libre?’”.

Así fue como Yarimir decidió ir a la UPR y no trabajar en un restaurante de comida rápida, dándole una oportunidad a que naciera Mima para cantar, según escucho en la canción que lleva su nombre, “viva la vida aunque esté en la quilla”. Allí comenzó por ciencias políticas, luego tomó clases de historia y estudio arquitectura. Más tarde domó “su voluntad anárquica” y terminó un bachillerato en estudios interdisciplinarios, en el que armonizó, casi, todas sus inquietudes intelectuales.

Luego colaboró como corista de la agrupación de reggae Cultura Profética, pero no fue hasta apenas hace unos dos años que le picó el deseo de grabar su primera producción. Y es que para esta mujer, quien dice sentirse “como una flor en carne viva que ha endurecido su pellejo”, las poses y los desvaríos no tienen lugar en su vida creativa.

“Mi trabajo dirá quien soy. No quiero las etiquetas. No quiero ser una imagen, quiero ser feliz. Y este disco es una documentación, mi trayecto”, responde cuando le pregunto si teme ser encasillada como una cantante puertorriqueña de música brasileña.

Con una gran dosis de humildad acepta que la recepción de su disco ha sido buena, “pero no me lo creo, tengo mucho que aprender y caminos que recorrer”, al tiempo que subraya que todo “se lo debo a los músicos (que la acompañan en el disco). Yo propuse las letras, ritmos, pero son ellos y el proceso los que lo llevan a la terminación’’.

Así es Mima, en ella todo es ir. Confiesa que en la grabación que lleva su nombre “lo que quería era proponer la antítesis del llanten. Como decir, sí, mira, la vida esta bien jodía, pero hay que pintarla de colores”. Ya lo creo. En su producción conviven la tristeza y la felicidad, la soledad y la querencia, o mejor dicho ese feeling tan brasileño que traslada a Puerto Rico, abarcador y difícil de traducir: saudade.

En español significa murria, morriña, añorar y añoranza, palabras que no logran definir el alma de esta música. Pues según Mima “el sonido es un misterio, me atraviesa con color; direcciones sin partida me picaron entera...entera”. A mi esta música me picó la vena, y como recomienda la voz melosa de su cantante, me picó entero. Vuelvo al comienzo de esta crónica y repito: cada vez creo menos en las casualidades. Ahora Mauro tiene un nuevo disco para escuchar.

jueves, enero 05, 2006

Fauno



Cómo no ser un fauno
Correr monte arriba
Güevo enhiesto
Y darte tabla en la espesura.


Cómo no amanecer
Con mis pezuñas repletas de noches
Morder tus pezones de sangre
Y arrancarte la ropa a dentelladas.

Cómo no querer tu aire
Pasear mi maceta por esas nalgas
Colar mi lengua en tu raja
Dolerme
Entrándote
Hasta que gritemos de furia.

Cómo no sufrir
Este éxtasis bestial

Cabálgame
Mírame
Extraña

Déjame tu largo cuello
Tu olor a pueblo
El alboroto
Tu mirada.

Cómo no reconocer nuestro pelaje hirsuto
Hurgar humedales mutuos
Decirnos mentiras
Aquí no ha pasado nada
Palpar la calma
Regresar a casa
Y gozar la paja.


del poemario Bestial